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Similitudes de las Trilogías “Hindú, Católica y Egipcia”

Actualizado: 18 oct 2023

En el mundo existe tal cantidad de religiones que sería casi imposible determinar un número exacto. Sin embargo, el filósofo y escritor Kenneth Shouler, en El libro de las religiones del mundo (2010), estima que “en todo el mundo existen actualmente 4,200 religiones vivas e innumerables religiones ya extintas.” De estas, entre las principales por la cantidad de seguidores se encuentran la cristiana, musulmana, hindú, budista y judía.


Cada una de estas religiones tiene su “propia” cosmología filosófica, entendiendo esta como aquella corriente de pensamiento que trata de comprender y explicar el universo desde diversos aspectos, tanto filosóficos, metafísicos y teológicos, considerando diversas visiones del universo y su origen.


En el desarrollo de este trazado se encontró que diversas culturas revelan en su cosmología y en sus respectivas religiones la trilogía divina, de las que muestro las más significativas, iniciando con las que aparecen como tema de este trazado.


Iniciamos con la religión cristiana. En el cristianismo esta trilogía se representa por la Santísima Trinidad: Padre, Hijo, Espíritu Santo (en palabras de San Agustín, Santo Afirmar, Santo Negar, Santo Conciliar). La misma semejanza se halla en la cultura hindú, donde las divinidades principales derivadas de Brahman (la unidad cósmica de la que todo procede) y sus expresiones son Brahma, el Creador, Vishnu (Rama y Krishna), el Conservador, y Shiva, el Destructor, que componen la Trimurti (tres partes). En el antiguo Egipto, donde cada ciudad tenia su propio origen cosmológico, cuenta también con su propia tríada, compuesta por un dios, una diosa (que formaban una pareja divina) y su hijo. El ejemplo más conocido es el de la tríada Osiris, Isis y Horus.


En el Popol Vu de los mayas el Corazón del Cielo u origen, está constituido por Caculhá-Huracán, Chipi-Caculhá y Raxá-Caculhá, que representan las fuerzas que dieron vida a la creación por medio de la palabra.

El Popol Vuh es sin lugar a dudas el más importante de los textos mayas que se conservan. Se distingue no sólo por su extraordinario contenido histórico y mitológico, sino por sus cualidades literarias, las que permiten que se le pueda colocar a la altura de grandes obras épicas .

En la cultura judía los tres primeros Sephirotes (gracia, rigor y equilibrio) del Árbol de la Vida, dan origen y soportan los otros 7 Sephirotes. En la cultura celta encontramos tres dioses masculinos: Esus (divinidad de la guerra y de la medicina), Toutatis (dios de la guerra, de la fertilidad y de la riqueza) y Taranis (dios del trueno).


En la ciudad fenicia de Cartago, la trinidad principal estaba compuesta por el dios Baal (dios de la fertilidad y la tempestad), por la diosa Tanit (de la fertilidad y de la Luna) y por el dios Eshmun (asociado a la fertilidad y al ciclo del renacimiento). En la mitología nórdica tres dioses originan la creación. Odín (padre de todo), Freyr (dios de la fertilidad) y Thor (hijo de Odín y dios del trueno).


En este sentido, se establece una relación estrecha entre las distintas religiones en el mundo, en la que se establece la importancia del número 3, como patrimonio común a la sabiduría del mundo entero.

La importancia del número 3, deriva de su simbolismo como capacidad de generar, como un principio de formación y crecimiento después de la unión de dos elementos (espíritu-materia, masculino-femenino) de dos fuerzas que dan lugar al tercero que completa la primera tríada. Estos números primeros son los tres aspectos de la Divinidad, con los que se genera todo el universo. El Tres se considera como un número sagrado, pues encierra en sí el secreto de la fuerza vital. Mientras que el Uno y el Dos simbolizan la polaridad primitiva masculina y femenina, la fusión de ambos da lugar al Tres. Expresado en otras palabras: todo lo nuevo surge como un tercero a partir de la fusión de los contrastes. Padre + Madre = Hijo o Tesis + Antítesis = Síntesis. El número tres representa la mutación para la aparición de un nuevo estado. Simbólicamente se refiere a la generación de algo nuevo que se construye a partir de dos elementos básicos.


El tres es un número que guarda gran misticismo y secretos. En el esoterismo y la cábala, el número 3 o el ternario, es el número fundamental que expresa el orden cósmico.

Por lo anterior, considerando la influencia y presencia del número 3 en la cosmogonía de muchas culturas, en su representación como un elemento de vida y generación, que se deriva de la fusión entre lo femenino y masculino como el surgimiento de algo nuevo, el número 3 simboliza una nueva realidad.


En este sentido, el número 3 para el masón, simboliza la transformación de nosotros mismos en un nuevo ser, producto de la fusión de dos elementos. Se refiere al proceso alquímico que tiene lugar en nuestra mente y espíritu en la que al unirse nuestro conocimiento y creencias previas, infundadas con las nuevas ideas de moral filosófica que proporciona la masonería, se llega a la transformación de nuestra persona en un ser distinto que busca la Igualdad, Fraternidad y Libertad, para si y para la Humanidad en los tres estados del ser físico, mente y espíritu.

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