La palabra “Relatividad” nos remonta inmediatamente a Albert Einstein, sin embargo, el primero que hablo de ello fue Galileo Galilei, refiriéndose a que el movimiento es relativo a algo. El principio de relatividad postulado en el siglo XVII, explica que todo movimiento es relativo a un punto de referencia, caminamos respecto al piso, la tierra se mueve respecto al Sol, y el Sol mismo se mueve respecto al centro de la galaxia. Esta teoría vino a refutar la física Aristotélica, que decía que los objetos tendían al reposo, Galileo demostró que los objetos se detienen debido a la fricción, un objeto que se mueve sin fricción se mantiene en movimiento infinito sin detenerse. Galileo postuló que no existe el reposo absoluto y no existe la velocidad absoluta. Posteriormente, en el siglo XIX, se descubrieron las ondas electromagnéticas, que llevaron a observaciones contradictoras al principio de relatividad de Galileo, se observó que la velocidad de la LUZ es absoluta.
Es decir, la velocidad de la luz no es relativa a nada, es la misma para cualquier objeto independientemente de cómo se mueva. De manera cotidiana podemos ver que un objeto, digamos una pelota, es lanzada de un punto a otro, y su velocidad la podemos medir tomando en cuenta su movimiento, pero si esta misma pelota viaja dentro de un avión y es tirada de un extremo al otro, la velocidad de la pelota medida desde la tierra se calcula como una suma de la velocidad de la pelota más la velocidad de desplazamiento del avión. Lo anterior se puede demostrar matemáticamente mediante las leyes de Newton que suponen que el espacio y tiempo se comportan como lo percibimos, el espacio es absoluto y el tiempo fluye igual para todos. Por su lado, la velocidad de la Luz siempre es la misma, no se suma es absoluta, sin embargo, para que esto sea posible, el concepto de espacio/tiempo debe cambiar. Esta fue la contribución de Einstein, unificó estos dos conceptos, el principio de relatividad de Galileo y la velocidad de la luz como una constante universal, de esta forma surgió la TEORIA DE LA RELATIVIDAD que permite decir que el espacio/tiempo no se comporta como lo percibimos. El tiempo fluye respecto a cómo te muevas, la longitud de los objetos depende del punto de referencia, la simultaneidad de eventos es relativa. La teoría de la relatividad era llamada por Einstein como la TEORIA DE LOS ABSOLUTOS, hoy en día, está científicamente comprobada, explica los fenómenos de la naturaleza y dio pie a otras teorías como la TEORIA DE LA RELATIVIDAD GENERAL, la cual explica que la gravedad no es una fuerza, sino una curvatura del espacio-tiempo causada por la presencia de una gran masa y energía. En otras palabras, los objetos masivos deforman el espacio-tiempo a su alrededor, y esta curvatura es lo que percibimos como gravedad; esto además afecta la trayectoria de la luz alrededor de objetos masivos, como estrellas o planetas.
Por otro lado, la teoría de la relatividad, ha influido en las discusiones filosóficas y enriquecido los conceptos de del tiempo, el espacio y la realidad. A este respecto, varios filósofos han explorado cómo la relatividad afecta nuestras concepciones del determinismo y la causalidad. En ese contexto, el determinismo establece que todos los eventos, pensamientos y acciones humanas están completamente determinados por causas previas. Se puede decir que, del determinismo se extraen ciertas creencias, tales como que “Todo lo que sucede es predeterminado por una deidad”, o que, “Los comportamientos y características de un ser vivo están determinados por que su biología”. Es decir, todos los eventos son el resultado de causas anteriores y están determinados por ellas; causa y efecto. El determinismo causal defiende que cada evento es una consecuencia directa de eventos anteriores según las leyes de la naturaleza; tal es el caso de la física clásica newtoniana que considera al universo como determinista. En nuestro ejemplo anterior, si se empuja la pelota (causa) rodará (efecto) hasta que la fricción o una fuerza externa la detenga, por tanto, la relación de causa y efecto es observable. De la misma forma, el comportamiento de un ser vivo puede ser determinado por su genética (causa) la cual influye en su desarrollo y en sus acciones (efecto). Cabe mencionar que, esto se contrapone al concepto de El libre albedrío dentro de la masonería como la facultad que tiene el Ser humano de elegir. La masonería sostiene la idea de que podemos alcanzar la libertad a costa de buscarla – Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
El libre albedrío es aplicado de forma individual y colectiva, individual porque es la decisión del individuo a cada paso de su andar y colectiva por el acuerdo de las mayorías, en ninguno de los casos se exime al Ser de sus consecuencias, ya sean patentes en el aquí y ahora o se pospongan en el tiempo y el espacio. Además, como ya explicamos, el tiempo y el espacio son relativos, no existe una causalidad absoluta y universal. Al respecto, la mecánica cuántica nos habla de fenómenos indeterministas, donde las partículas pueden comportarse de manera probabilística en lugar de determinista. Un ejemplo es “La superposición cuántica” que se refiere a la capacidad de una partícula cuántica de existir en múltiples estados a la vez hasta que es observada. En este sentido, la relatividad también ha influido en la idea de que las observaciones pueden depender del marco de referencia del observador, dicho de otra manera, las perspectivas sociales y culturales pueden influir en la interpretación de los hechos. De manera similar, nuestras experiencias y percepciones individuales del tiempo y el espacio pueden variar considerablemente según nuestras circunstancias personales y emocionales.
Es bien sabido que en momentos de felicidad, el tiempo puede parecer que transcurre más rápido, mientras que en situaciones de tristeza, los minutos pueden alargarse interminablemente. Esta relatividad subjetiva del tiempo refleja cómo nuestras emociones y estados mentales pueden distorsionar nuestra percepción temporal. Del mismo modo, el espacio también se vuelve un constructo emocional y psicológico y no solamente una dimensión física. Un lugar puede sentirse agradable y familiar para una persona, mientras que para otra puede resultar extraño y hostil, dependiendo de sus experiencias y recuerdos asociados con ese espacio.
La teoría de la relatividad puede ser utilizada como metáfora, y de tal forma, nos invita a ser más comprensivos y empáticos con las diferentes percepciones y experiencias de los demás seres humanos. Ya que no existe una única "realidad" objetiva que todos compartimos, sino múltiples realidades subjetivas, si aceptamos esto, podremos valorar la diversidad de perspectivas y fomentar una convivencia más armoniosa. Al fin y al cabo, al igual que en el universo físico donde el tiempo y el espacio son relativos, nuestras experiencias también están en constante variación dadas por nuestras vivencias individuales y colectivas. Dentro de la Masonería, esta idea se ve reflejada en uno de sus principios fundamentales, la FRATERNIDAD, que reconoce la individualidad, la libertad pero al mismo tiempo en unión con el apoyo mutuo que nos debemos los miembros de la orden sea cual sea el oriente en el que nos encontremos, ya que tenemos un mismo origen.
Así, lo vemos descrito en El Salmo 133, el cual nos habla de la armonía que podemos disfrutar con la unión de todos nuestros hermanos; encontramos paz y bendiciones al sabernos en compañía y protegidos por la fraternidad universal de la masonería.
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