A diferencia de lo que muchos pueden pensar al respecto, la masonería es mucho más antigua que su establecimiento en el siglo XVIII en Inglaterra.
No siempre estuvo llena de pompa y lujos; no siempre la presidieron grandes, ilustres y poderosas personas. Hay que entender que la palabra masón viene del francés medieval, el cual su significado es albañil. Y es que, siendo sinceros, a veces se pierde esa noción histórica de la masonería. En las altas esferas del poder no siempre se dedicó a las disputas públicas y políticas. Es decir, no siempre fue especulativa la práctica de la masonería.
Esto es necesario anticipar con cautela, pues una historia mal contada de la masonería puede resultar en perjuicio para todos aquellos nuevos Hermanos y personas que quieran ingresar a la institución.
Para comprender la masoneria con mayor precisión es necesario interpretarla desde diversos ángulos y no solo desde la visión parca Inglesa del siglo XVIII. Una visión fundamental, mas allá de cualquier zona geográfica, es recordar los inicios de la masonería operativa, es decir, aquellos gremios que se dedicaban a edificar grandes catedrales.
Es aquí donde empezaremos nuestro viaje. Pues, no es poca cosa lo que aquellos gremios de constructores de catedrales lograron. Pensemos un momento en esto: cuando estamos al píe de una catedral, forzosamente se observa de abajo hacia arriba. Cuando admiramos aquellas altas torres, el primer mensaje simbólico es asumir que hay algo que existe muy por encima de nosotros.
En este sentido, aquellos constructores de catedrales realizaban sus magníficas obras, incluso el reto de hacerlas más grandes, para glorificar la magnificencia de Dios, o dicho de otro modo, sus obras siempre eran pensadas y realizadas en honor a Dios. No olvidemos que aquellas imponentes obras fueron realizadas por un grupo de trabajadores. Desde novato aprendiz hasta la expertiz de un maestro del gremio, todos colaboraban para que aquella obra fuera dedicada a la magnificencia de Dios.
El Manuscrito Regius de 1390 justo es lo que expone, esta carta manifiesta la moral entre los canteros de aquellos tiempos.
Si bien los Estatutos de Bolonia, son más antiguos que el Regius, tiene poca relevancia con la línea que hasta ahora se sigue trabajando en la masonería.
Dicho manifiesto hace referencia a:
15 deberes.
15 puntos.
Un relato de Los Cuatro Coronados.
Un relato de La Torre de Babel.
Las 7 artes liberales.
Una exhortación sobre ir a misa y como conducirse dentro de una iglesia.
Una instrucción de las buenas costumbres.
A través de este contenido, El Manuscrito Regius manifiesta la igualdad de deberes y derechos que deben tener entre los miembros de las logias de constructores.
Un dato importante. El Manuscrito Regius toma en cuenta la presencia de la mujer en los trabajos de Logia.
Además, dicho texto, escrito en forma de poema o en oración, reafirma sus axiomas basándose a las tradiciónes judeo-cristiana. Sin embargo, reconoce que la masonería es fundada desde siglos atrás, empezando por los egipcios por Euclides, quien fue el padre de la geometría.
Se afirma también que el estilo gótico proviene de Francia desde el siglo XII a Inglaterra, y se comenta que dicho arte es inspirado en el Templo de Salomón, el cual, en definitiva, era inspirado en los templos Egipcios. Traer a colación a Euclides con el Regius no es de poca monta, ya que este documento establece la importancia de las 7 artes liberales dentro de los gremios de constructores, poniendo especial énfasis la geometría. De hecho, como dice Javier Alvarado Planas: “‘la geometría [citando al Manuscrito] es la ciencia séptima, y distingue la verdad de la mentira’. Además, es una ciencia noble y digna porque fue inventada por sacerdotes.
Manuscrito Regius: “Concebido por todos estos clérigos gracias a sus oraciones inventaron la Geometría. Y le dieron el nombre de Masonería al más honrado de todos los oficios”.
Es decir, que el trabajo y la labor de los masones constructores de catedrales iba en sentido al arquetipo de Geometría por Euclides.
Con respecto a los deberes y obligaciones, se indica que un masón se compromete a amar a Dios, a la Iglesia, a los Maestros, Compañeros y Aprendices del gremio. Esto a final de cuentas, nos hace recordar que el masón se dirige en todo momento de forma libre y apegado a las buenas costumbres que imperen en el lugar.
Podemos increpar, entonces, que este manuscrito no busca sino la unión y la armonía, a pesar de los fines individuales, dentro los miembros de las logias.
Ahora bien, es bueno preguntarse el por qué es importante conocerlo.
Tomando en cuenta “la historia aceptada” de la masonería, los constituyentes de la Logia de Inglaterra en el siglo XVIII, tomaron en cuenta este manuscrito y otros tantos para adaptarlo, de manera reformada y acomodada, a lo que se conoce a la Constitución de Anderson. Como bien lo apunta José A. Ferrer: “Anderson y Désaguliers no podían olvidarse de la esencia de la masonería, pero tampoco podían hacerlo del estado de Inglaterra, si querían conseguir la inserción de aquella en ésta, salvando así la unidad.
El espíritu de la masonería, sus costumbres y leyes estaban influenciados por el catolicismo”. Hay que entender que en este momento, la masonería operativa ya estaba totalmente desvanecida; la masonería especulativa se abría paso, y con ello, el poder pasaba a manos de los “masones aceptados”, es decir, aquellos que no necesitaban meramente ser parte de la orden o ser iniciados, pero lo eran por el puesto o linaje. Aquí, en este sentido, se puede advertir que la creación de esta Constitución de Anderson difiere por completo de la misiva de la masonería operativa. Pues, ya no importaba el interés de crecer y sumar a la obra de Dios, sino que valía más alguien por su rango o categoría dentro de la sociedad, es decir, sin esfuerzo. A manera de conclusión, y para abonar más a este argumento, quiero mencionar lo que se comenta en “Los Estatutos del Arte” en el Manuscrito Regius.
“Quien quiera que bien desee leer y buscar, podrá hallar escrito en un viejo libro de grandes señores y damas la historia, que, ciertamente muchos hijos no tenían; pero no poseían tierras para vivir de ellas, ni en la ciudad, ni en los campos o los bosques. Un consejo les dieron a todos ellos: para decidir en bien de estos niños, acerca de cómo podrían ganarse la vida sin grandes penurias, cuitas ni luchas; y también para la multitud que llegará. Algunos de ellos fueron enviados a buscar grandes clérigos, para que les enseñaran buenos oficios; y les rogamos por el amor de nuestro Señor, para nuestros hijos encontraran trabajo y pudieran así ganarse la vida, de forma honesta y muy segura.”
“Ya en aquellos tiempos, por la buena geometría, este honesto oficio que es la masonería fue ordenado y creado de tal manera, concebido por todos esos clérigos; gracias a sus oraciones, ellos inventaron la geometría. Y le dieron el nombre de masonería al más honrado de todos los oficios.”
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