La francmasonería que se define como una institución de carácter filosófico, filantrópico e iniciático, es tan antigua que pueden rastrearse sus orígenes en los gremios de constructores de las catedrales medievales, inclusive durante la construcción del templo de Salomón.
Los grupos masónicos están conformados por logias, cofradías o hermandades formadas por un número mínimo de maestros. Las logias se caracterizan por una innumerable cantidad de símbolos arquitectónicos equivalentes a distintos niveles de comprensión filosófica y moral. A su vez, estas logias simbólicas, se integran a otras más grandes denominadas Gran Logia, agrupadas en torno a un rito, aunque existen grandes logias que agrupan más de uno.
Los principios fundamentales de la masonería se pueden resumir en los siguientes:
Es una asociación universal, filantrópica, progresista, con principios dictados por la razón y la ciencia.
Es un sistema filosófico practico.
Tiene una proyección social, en cuanto persigue el desarrollo moral, pacifico de los seres humanos.
Obligación de respetar los poderes públicos legítimamente constituidos
Prohibición de discusiones políticas y religiosas l interior de las logias, ya que pondrían en peligro la tolerancia.
La tradición historiográfica sostiene que la masonería fue un elemento esencial, ya ideológico, ya organizativo, para la consecución de la independencia en México. Esta idea deriva principalmente de la literatura antimasónica y contrainsurgente de la época, que acusaba a la masonería de ser enemiga del altar y el trono, difusora de principios revolucionarios, y por tanto la simiente de toda disolución social y ruptura del orden establecido. Pero también deriva del accionar práctico de algunas asociaciones que funcionaron en Nueva España durante la época.
Las Formas de asociación civil en la Nueva España durante la guerra civil que culminó en la independencia entre 1810-1821 fueron de diversos tipos, incluidas las masónicas.
Por los registros de la Gran Logia de Louisiana, a la que estaban jurisdiccionadas, se sabe que en la década de 1810 se establecieron en territorio novohispano, en la región de Veracruz y la Península de Yucatán, al menos tres logias:
1Los Amigos Reunidos Nº 8, establecida en Veracruz, el 30 de abril de 1816.
Reunión de la Virtud Nº 9, establecida en Campeche, el 12 de abril de 1817.
La Aurora Nº 18, establecida en Mérida, en 18178.
Se desconoce quiénes eran sus miembros y tampoco se tiene la certeza de en qué rito trabajaban, aunque hay indicios para suponer que lo hacían en el rito York.
No se ha encontrado ningún documento ni indicio para suponer que los miembros de estas logias hayan desarrollado alguna actividad en pro de la independencia, aunque debe señalarse que se establecieron durante el sexenio absolutista (1814-1820), en el que la actividad insurgente se redujo hasta casi desaparecer. Lo que parece más plausible, aunque tampoco existe la certeza, es que dichas logias hayan funcionado como centros de reunión para algunos liberales de la zona, ya que los miembros de la logia La Aurora lucharon en 1820 para lograr el restablecimiento de la Constitución de Cádiz en Nueva España.
Existieron otros tipos de asociaciones civiles, tales como las llamadas Sociedades secretas, entendiéndose estas como una organización integrada por miembros seleccionados; que poseen una estructura jerárquica; incluye rituales que comprometen a sus miembros, así como juramentos de cumplir con los objetivos de la organización y de guardar el secreto de su existencia. Incluye gestos y símbolos que permiten a los asociados reconocerse entre sí y cuenta con la estructura organizativa necesaria para llevar a cabo distintas actividades, para funcionar de manera eficiente en la consecución de sus objetivos y actuar en el más absoluto secreto.
Los Guadalupes, una sociedad establecida alrededor de 1811, compuesta por abogados, eclesiásticos, propietarios, comerciantes y algunos nobles. Su sitio de operaciones fue la ciudad de México. Sus miembros no se reunían y muchas veces ellos mismos no sabían quiénes eran los otros integrantes de la sociedad. Guardaron absoluto secreto sobre su organización. Tuvieron vinculación con grupos de insurgentes, en especial con quienes integraron la Suprema Junta Nacional Americana de Zitácuaro, y en particular con sus cabecillas Ignacio López Rayón y José María Morelos. Enviaban hombres e información a los insurgentes e incluso les hicieron llegar una imprenta. Suspendieron sus actividades en 1814, con el retorno de Fernando VII al trono y el restablecimiento del absolutismo.
Otra asociación semejante, aunque con una dimensión más pública, fue la de los llamados Sanjuanistas, quienes se juntaban para leer, escribir, discutir cuestiones políticas e incidir en los resultados electorales. Sus reuniones tenían más bien el carácter de tertulias, pero cuando empezaron a ser perseguidos se siguieron encontrando en secreto y comenzaron a ejercer acciones políticas más concretas.
Las Sociedades paramasónicas, se consideran aquellas que incorporan elementos masónicos ya sea materiales, consuetudinarios, lingüísticos, normativos o estructurales, pero con usos, finalidades y significados distintos a los masónicos. Es decir, constituidas según el modelo organizativo de la masonería, pero no pertenecientes a la ortodoxia de alguna de las tradiciones masónicas existentes y que no poseen el carácter esotérico y filosófico de la masonería.
En 1811, el masón y militar argentino Carlos Alvear fundó en Cádiz la Sociedad de Caballeros Racionales. Integrada principalmente por americanos, sus miembros se daban tratamiento de hermanos y denominaban logias a sus grupos. Tenía como finalidad colaborar para alcanzar la independencia de los dominios hispanos en América. algunos de sus afiliados fuero los novohispanos como Miguel Santa María, José Francisco Fagoaga y Servando Teresa de Mier. En 1812 se estableció en la ciudad de Jalapa una filial de esta sociedad. Tenían una ceremonia de iniciación y se pedía a sus miembros un juramento que los comprometía a defender a la patria, no descubrir el secreto de la asociación y guardar siempre la religión católica. Tenían señas y palabras de reconocimiento, algunas similares a las masónicas.
No se ha localizado vinculación de la logia de Jalapa, ni de las otras filiales establecidas en Londres, Filadelfia y Buenos Aires, con ninguna de las obediencias o potencias masónicas que existían en el momento, y en sus correspondencias no hacen mención más que a las logias de la propia Sociedad de Caballeros Racionales. la asociación no tenía los objetivos filosóficos ni filantrópicos de la masonería, ni sus conocimientos esotéricos. Los fines de los Caballeros Racionales eran estrictamente políticos: la consecución de la independencia. El secreto tenía como finalidad impedir que las autoridades se enteraran de la existencia y los fines de la agrupación.
Las Sociedades patrióticas, que se define como las reuniones de carácter político, derivadas de las tertulias ilustradas y de las Sociedades Económicas de Amigos del País, que actúan públicamente con un propósito propagandístico, por lo general con la intención de favorecer la movilización y la participación política. Contaban con un mínimo de organización corporativa y se dedicaban principalmente a las discusiones políticas, lecturas públicas, organización de fiestas cívicas, conmemoraciones y otros actos públicos.
Por todo lo anterior puede sostenerse que entre 1810 y 1821 hubo masonería en Nueva España, pero no hay elementos para afirmar que los masones hayan participado en la lucha por la independencia, ni que se haya empleado la organización masónica para buscar ese fin. Las agrupaciones que sí intervinieron a favor de la insurgencia fueron otro tipo de sociedades secretas, tanto paramasónicas como simplemente políticas. La idea de que la masonería hizo la independencia más bien parece resultado de una amplia construcción discursiva antimasónica que comenzó a forjarse desde aquellos años y que fue consolidada y adoptada por la historiografía posterior.
Bibliografía
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Semadeni, M. E. (Diciembre de 2010). “La masonería en México, entre las sociedades secretas y patrióticas,. REHMLAC, 18-33.
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