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M.·.M.·. José Pérez Guzmán

los Tres Dones Divinos

Actualizado: 14 jun

Griego Memorizando

En una época lejana, en la antigua Grecia, vivía un joven llamado Eudoro, cuya mente era tan curiosa como los vastos mares que rodeaban su tierra natal. Eudoro era conocido por su inteligencia y vasto conocimiento, lo cual lo llevó a sobrevalorarse y creer que sin él, su comunidad no podría prosperar. Pensaba que su sabiduría era insuperable y que los dioses mismos lo habían bendecido con una mente superior.




La Lección de los Dioses


Los dioses, al observar la arrogancia de Eudoro, decidieron darle una lección. Una noche, bajo la luz de una luna llena, Eudoro tuvo un sueño en el que fue llevado al Monte Olimpo. Allí, las Musas, Prometeo y Atenea lo esperaban. Atenea, la diosa de la sabiduría, fue la primera en hablar.


- "Eudoro," dijo Atenea con una voz calmada pero firme, "has caído en la trampa de la arrogancia. Crees que sin ti, el mundo se detendría. Es tiempo de que aprendas lo que realmente significa memorizar, saber y comprender."


El Primer Trabajo: Memorizar


Las Musas le encomendaron a Eudoro la tarea de reconstruir un antiguo y olvidado templo en honor a Apolo. Sin embargo, debía hacerlo solo con las instrucciones que le dieran oralmente.


Eudoro comenzó su labor, escuchando atentamente las palabras de las Musas y memorizando cada detalle. Al principio, subestimó la tarea y no prestó suficiente atención a los detalles, confiando en su memoria superior. Cometió errores en la construcción, lo que resultó en un templo mal alineado.


Las Musas lo corrigieron:

- "Eudoro, tu arrogancia te ha llevado a subestimar la importancia de cada detalle. Memorizar no es solo recordar superficialmente, sino interiorizar profundamente cada instrucción."

Eudoro entendió su error y volvió a empezar, esta vez prestando atención meticulosa a cada palabra, recordando que la memoria precisa era crucial para preservar el conocimiento y la cultura.



El Segundo Trabajo: Saber


Una vez completado el templo, Prometeo apareció ante Eudoro y le asignó la tarea de diseñar un sistema de irrigación para sus campos, pero sin la ayuda de herramientas modernas ni libros. Eudoro debía usar solo su ingenio y observación de la naturaleza.


Inicialmente, Eudoro, confiando en su conocimiento previo, construyó el sistema sin considerar las particularidades del terreno y el flujo natural del agua. El sistema falló, causando más problemas en los campos.


Prometeo lo corrigió:

- "Eudoro, el saber no es una colección estática de hechos, sino una comprensión dinámica que se adapta y evoluciona. Debes observar y aprender continuamente."

Eudoro, dándose cuenta de su error, volvió a observar la naturaleza y ajustó su diseño basado en sus nuevas observaciones y experimentos. Aprendió que el verdadero saber venía de la interacción constante con el mundo y la capacidad de aprender de los errores.


El Tercer Trabajo: Comprender


Finalmente, Atenea le encomendó a Eudoro la tarea de resolver una serie de disputas complejas entre los habitantes de su pueblo. Cada disputa requería no solo conocimientos legales y prácticos, sino también una profunda comprensión de la naturaleza humana y la justicia.


Eudoro, confiando en su lógica y conocimiento, tomó decisiones rápidas sin escuchar atentamente a todas las partes involucradas. Esto llevó a decisiones injustas y aumentó las tensiones entre los vecinos.


Atenea lo corrigió:

- "Eudoro, la comprensión no es solo aplicar el conocimiento, sino hacerlo con empatía y justicia. Debes escuchar y reflexionar profundamente antes de juzgar."

Eudoro, reflexionando sobre su error, volvió a escuchar a cada parte con atención y empatía. Analizó las situaciones desde múltiples perspectivas y tomó decisiones justas, aplicando su conocimiento con equidad y sabiduría.


La Transformación de Eudoro


Con los dones de las Musas, Prometeo y Atenea, Eudoro se transformó. No solo recordaba el pasado y sabía cosas nuevas, sino que también comprendía cómo aplicar ese conocimiento de manera sabia y justa. Su mente era ahora un faro de luz, guiando a su comunidad hacia un futuro más brillante.


Eudoro se convirtió en un líder respetado, conocido no solo por su vasto conocimiento, sino por su sabiduría y capacidad de tomar decisiones justas. Enseñaba a los jóvenes a valorar la memoria, a buscar siempre el saber y a aplicar ese conocimiento con comprensión. Su vida se convirtió en un testimonio de cómo los tres dones divinos podían transformar a un individuo y a su comunidad.


Reflexión Final


La historia de Eudoro nos recuerda que en la vida diaria, debemos valorar la memoria y aprender del pasado. Debemos buscar siempre nuevo conocimiento con curiosidad y valentía. Y, lo más importante, debemos esforzarnos por comprender profundamente ese conocimiento y aplicarlo con sabiduría y justicia en nuestras vidas. Solo entonces podremos alcanzar nuestro verdadero potencial y contribuir al bienestar de los demás.


Fraternalmente:  www.logianikolatesla.com

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