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M.·.M.·. Fernando Barba

El Miedo.

Actualizado: 28 jul

Son muchas las emociones que se pueden enlistar, sin embargo, son pocas consideradas como principales o básicas, dependiendo el autor, podrían ser en promedio, de 5 a 9,  entre las cuales, todos enlistan al MIEDO. Una palabra muy utilizada por grandes y chicos y en un sinfín de contextos. Pero, ¿Qué es el miedo? ¿Cuál es su función? ¿Es el miedo quien domina y determina lo que sucede? o ¿Somos capaces de tomar ventaja de ésta función?

 

En la publicación de Wenger, Jones y Jones, 1962, se escribe lo siguiente: "Casi todo el mundo piensa que sabe qué es una emoción hasta que intenta definirla. En ese momento prácticamente nadie afirma poder entenderla"

 

Una emoción puede entenderse como una experiencia multidimensional con al menos tres sistemas de respuesta: cognitivo/subjetivo; conductual/expresivo y fisiológico/adaptativo, las cuales son un mecanismo eficiente de adaptación para la supervivencia.

 

Si bien, las emociones pueden enlistarse y catalogarse según sus características, cada individuo las manifiesta y procesa de diferentes formas, como se enuncia anteriormente es una experiencia multidimensional construida y procesada desde la situación, nuestra programación, recursos físicos, psicológicos y el procesamiento interno de la información entre otros.

 

¿Para qué sirven? Las emociones cumplen con 3 funciones básicas, ADAPTATIVAS, SOCIALES y MOTIVACIONALES.

 

En las primeras, adaptativas, sirven para preparar al individuo a ejecutar eficazmente la conducta que las condiciones ambientales requieren, fisiológicamente, el cuerpo se prepara para lograrlo.

 

Las función social está relacionada a predecir comportamientos, facilitar la aparición de conductas que abonan positivamente a la interacción social, comunicar más efectivamente, controlar las conductas de los demás, una forma de garantizar una estructura y función de los grupos.

 

Las funciones motivacionales permiten que la actividad a realizar sea acompañada de la energía necesaria que la tarea requiere. Es una relación directa del binomio Dirección e Intensidad. A mayor intensidad de la emoción, mejor la ejecución de la actividad en cuestión.

 

Referente al miedo, la RAE, lo define como;

  1. m. Angustia por un riesgo o daño real o imaginario.

  2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.

 

En su etimología, ésta es una palabra muy antigua en el castellano, derivada del latín METUS. Con lo cual MIEDO se interpreta como una alteración del ánimo que genera angustia, y puede ser producto de una situación real o imaginaria, haciendo énfasis en ésta última, imaginaria.

 

Ésta, una de las emociones más primitivas y quizá la más estudiada, es un componente clave en varios trastornos mentales, conductuales, emocionales y psicosomáticos.

 

¿Cómo se activa? ¿Cuáles son los gatillos que la impulsan? Situaciones potencialmente peligrosas, novedosas o misteriosas, abismos visuales, dolor o anticipación del mismo entre otros.

 

¿Qué sucede en el cuerpo? Hay una aceleración de la respiración y frecuencia cardiaca, contracción muscular, manos sudorosas, los vellos del cuerpo se erizan. En el proceso cognitivo,  pensamientos e imágenes negativas se hacen presentes y neuronalmente, desde antes que la razón entre en función, el cuerpo ya está preparado ante el estímulo en cuestión.

 

¿Cuáles son las posibles reacciones? Son tres, PARÁLISIS, HUÍDA, LUCHA, y he aquí la parte medular de esta publicación.

 

Está claro que las emociones tienen su razón de ser, un por qué y un para qué. Hablemos específicamente del MIEDO, esa sensación de que algo está mal, de un escenario adverso.

 

Tan pronto nuestros sentidos perciben un estímulo que se interpreta como amenaza, en cuestión de micro instantes, nuestro cuerpo está preparado para reaccionar y así salvar la vida. El sistema, en estado de alerta activa, cargado con cortisol gracias a la amígdala, se encuentra preparado para tomar una decisión que puede significar la vida o la muerte, tan poderoso es, que garantiza la supervivencia de las especies.

 

Cuando te enfrentas sorpresivamente a algún depredador en el bosque, algún incendio, inundaciones, colisiones de auto, incluso alguna herida o accidente que te ponga en riesgo, este estado de alerta te perfila para enfrentar la situación. Uno de los problemas en la actualidad es que el tigre amenazador se ha cambiado por reportes a entregar, ese gran incendio ahora se trata de mantener tu estilo de vida, ya no tienes que luchar con tribus rivales, más bien sobrevivir al mundo actual.  Esta constante alerta activada puede traer problemas importantes de salud, de sueño, de carácter. Aunque esto, es un tema de otra publicación, ya que hoy el mensaje a transmitir es diferente.

 

¿Qué puedo hacer con el miedo? Como lo hemos visto, todos lo experimentamos y es parte de la vida misma. Cuando el miedo ataca, sin ánimo de sonar a título de película, nuestras creencias, pensamientos e instintos son los que tomarán control de nuestras primeras reacciones. ¿Cuál es la reacción ideal? depende de la situación por la que te encuentras. Es fundamental que tu programación o forma de pensar esté enfocada a resolver y sobrevivir.

 

Aplicado a la vida, quedarse inmóvil ante la oportunidad de un nuevo trabajo, levantar la mano para ejecutar un proyecto, acercarte a esa persona y preguntar su nombre, arriesgarte a comprar ese boleto y tantas otras situaciones, te da la oportunidad de convertir esa duda que atormenta llamada “Si yo hubiera…”, en una gran historia titulada, “Un día…”

 

En el ámbito Masónico, tan platicado, pocas veces entendido, ¿Existe una diferencia entre el miedo que un Masón enfrenta? El miedo es el mismo para todos, lo que hace diferente al Masón, es la forma de abordar las situaciones adversas, tener la facilidad de navegar entre el blanco y el negro. A través del estudio de la Ciencia y la Virtud no sólo como temas curriculares, sino  como un estilo de vida. SABER lo que se debe hacer, QUERER lo exacto, OSAR en lo que se debe y CALLAR con discernimiento.

 

Así como las espadas se forjan a través del calor, el enfriamiento y la compactación de sus moléculas sólo por la presión ejercida en el acero, nosotros lo hacemos al enfrentar estas amenazas, elegir las batallas y combatirlas con honor hasta el final. Este miedo que te puede paralizar, es el mismo que te ha preparado física y mentalmente para luchar y vencer.

 

Depende de tí tomar la decisión de enfrentar al León o darle la espalda.

 

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