El legado de honestidad y justicia Masónica.
- RLS:. Shalom
- 9 mar
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Al hablar de la Masonería como un legado de honestidad, invocamos una reflexión sobre la perennidad del carácter masónico. Este concepto trasciende la temporalidad, enraizándose en valores universales que guían al hombre hacia una sociedad justa. En esta publicación exploraremos cómo la Masonería forja un carácter imperecedero, comprometiéndonos con un ideal que trasciende generaciones.
La perennidad del carácter masónico radica en su capacidad de ser un reflejo constante de los principios de la orden: libertad, igualdad, fraternidad, tolerancia y justicia. Estos principios no son simples palabras grabadas en pergaminos antiguos; son pilares que sostienen la construcción de nuestro templo interior.
Un masón esculpe su carácter mediante la práctica diaria de la introspección y la acción consciente. Este proceso busca la superación de las imperfecciones personales, tomando como guía los emblemas y simbolismos de la orden. Así, la masonería no solo moldea al individuo, sino también deja un legado espiritual y ético para las generaciones futuras.
La Masonería enseña que la honestidad es el principio rector de una vida digna y ejemplar. En un mundo donde la verdad es frecuentemente comprometida, el masón se alza como un defensor de la integridad. Este valor no se limita al ámbito personal; Como todo trabajo que realizamos es una herramienta poderosa para transformar las estructuras sociales.
Cuando un masón actúa con honestidad, construye confianza. Y esa confianza se convierte en el cimiento de una sociedad justa. Este principio nos exhorta a liderar con el ejemplo, recordándonos que cada acción, por más pequeña que sea, impacta en el mundo que deseamos construir.
La construcción de una sociedad justa no es una tarea inmediata ni sencilla; es el resultado de un esfuerzo colectivo y sostenido. La Masonería se erige como una guía en este proceso, proporcionando herramientas simbólicas y filosóficas que inspiran a sus miembros a ser agentes de cambio.
En este contexto, la justicia no se reduce a una simple aplicación de leyes humanas. La justicia masónica es un ideal trascendental que busca equilibrar las necesidades individuales y colectivas, promoviendo la equidad, la comprensión y la paz.
Los antiguos masones operativos, al construir catedrales que desafiaron el paso del tiempo, no solo dejaron estructuras magníficas, sino también un testimonio de su carácter. La perseverancia, la dedicación y la honestidad que emplearon en su trabajo son los mismos valores que nos son legados como masones especulativos.
Así como esas catedrales siguen en pie siglos después, nuestro carácter masónico debe ser igualmente duradero. Cada acto justo, cada palabra honesta, contribuye a esta construcción colectiva.
Estimados lectores, la Masonería es mucho más que una tradición o una filosofía: es un legado vivo de honestidad y justicia. La perennidad del carácter masónico no solo asegura nuestra relevancia como individuos, sino también como constructores de una sociedad mejor.
Que cada uno de nosotros reflexione sobre su propio carácter y se comprometa a perpetuar este legado, inspirando a las generaciones futuras a construir, con sus palabras y acciones, un mundo más justo y humano.
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