No pude encontrar el origen de este tipo de “filosofía chamanica”, solo puedo mencionar que proviene de la cultura tolteca, concretamente de los chamanes y nahuales, y se menciona que el punto de encaje es donde una persona encaja su energía.
Como seres humanos tenemos a nuestro alrededor un capullo de energía o un capullo luminoso que está compuesto de un montón de fibras luminosas, y este capullo, desde este punto de vista tiene dos funciones, uno, albergar todas las emanaciones que nos hacen humanos, donde se puede utilizar la analogía de una cebolla, que como una cebolla está formada de capas apretadas, y estas fibras luminosas se iluminan, cuando este punto de encaje se engancha con otras emanaciones fuera de nuestro propio capullo, es decir la energía que tenemos dentro de nuestro capullo se engancha con otras que hay fuera en nuestro entorno, cuando estas fibras luminosas se iluminan empiezan a dar lugar a lo que llamamos conciencia, a lo que somos capaces de percibir de nuestro mundo.
Ahora la segunda función del capullo, es ser un almacén, ya que se encarga de almacenar nuestra conciencia, nuestra energía y nuestra memoria.
Por ser este un tema con un espacio limitado, me centraré en este último, mi punto de encaje como almacén de mi conciencia y mi memoria.
Las vivencias de una persona están formadas por dos elementos, el primero es el contenido, el contenido son las acciones que estamos realizando en un momento determinado y lo que ocurre de esa acción en ese momento, y la segunda es la intensidad, la intensidad es la cantidad de atención que ponemos en el momento que estamos viviendo, cuanto más concentrados estamos en él ahora, más probabilidades hay de que la vivencia se recuerde.
Primero, este es un mundo de energía, y después, un mundo de objetos. Si no empezamos con la premisa de que es un mundo de energía, nunca seremos capaces de percibir energía directamente.
EL ARTE DE ENSOÑAR, Carlos Castaneda
Por ejemplo, no vivimos con la misma intensidad ir conduciendo el auto hacia el mercado o el trabajo, que cuando nos llevamos un susto porque nos íbamos a estrellar con otro auto, sin embargo de estos dos eventos el más trascendental será el evento de cuando íbamos a tener el accidente y eso si lo vamos a recordar, ya que en el evento antes del posible accidente, solo estábamos conduciendo y lo más probable es que no estábamos en ese presente, estábamos por llamarlo de alguna forma, conduciendo de manera automática, y por lo tanto no lo recordaremos.
De hecho, cuando intentamos recordar algo tenemos que mirar atrás en nuestra memoria y vamos repasando aquellos momentos en los que estábamos completamente inmersos en aquel presente, y aquellos momentos que no estábamos atentos no los recordaremos.
Y a partir de este punto se va formando nuestra historia ya que vamos tomando esos momentos de mayor conciencia y mayor intensidad y empezamos a unir los puntos, es decir nuestra historia se compone de esos momentos de mayor trascendencia por ejemplo de aquel día en que mi abuelito o mi padre me regalo un reloj o una bici, o el día que falleció la tía que más estimaba, mi primer día de escuela primaria o cuando tuve mi primer experiencia sexual y así sucesivamente, estos momentos intensos son los que forman nuestra historia de vida y son los que vemos cuando miramos atrás en nuestra memoria y unimos los mencionados puntos.
La masonería, me está enseñando a mover mi punto de encaje, ya que así como mi capullo energético está lleno de mi propio tipo de energía, me hace engancharme con otros tipos de energías similares a la mía, formando un círculo social afín a mi tipo de energía, pero no se suele estar consciente de que esto forma parte de cada ser humano, creando diferentes tipos de círculos sociales, que al manejar un tipo de energía diferente a la mía no permite acercarse a estas diversas energías por intolerantes o un “ego” mal acomodad, sin embargo si se aprende a mover el punto de encaje se podría llegar a percibir la energía de cada ser humano y otros círculos sociales.
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