EL INFIERNO
José Gaos propone que en esta viaje que hace Dante en el Infierno es la de ser una idea del mundo meramente escatológica, es decir, que se tiene que analizar desde una vista de “utratumba”. La historia es una narración poética, épica, de un viaje tanto al infierno como al Purgatorio y al Paraíso.
Se puede pensar que la Divina Comedia es una idea que acierta con el pensamiento medieval de un periodo histórico. Dicha obra es un hito en la Historia de la Humanidad, así como las construcciones de las catedrales góticas o como la Suma Teológica de Santo Tomás; pero, sin la invención de la Divina Comedia, como diría Gaos, quizá la visión del mundo sería de manera incompleta. De tal magnitud es dicha obra. Sin embargo, no podemos pensar que la obra es una mera creación construida desde cero. Hay que entender que Dante se basa en la Eneida de Virgilio. No por nada, Dante en su viaje –sobre todo al Infierno— es acompañado por Virgilio.
Hablando del viaje en sí, Dante describe al Infierno con una forma que se puede regular como la de un cono invertido, con la base incrustada en el suelo de la tierra. En la base de la tierra, según Dante, es el pueblo de Israel. La bajada hacia el infierno es de forma espiral donde se conforma de 9 círculos por donde descienden los viajeros volteando hacia la izquierda. En el séptimo es triple, el octavo décuplo. Los 9 círculos se conforman por los siguientes pecados, a saber:
El limbo de los justos (ojo, es Limbo)
Del segundo al sexto, los pecadores por lujuria, gula, avaricia, la ira y la herejía
En el triple séptimo, los condenados por violencia contra el prójimo y contra sí mismos
En el octavo los condenados por ser rufianes, aduladores, simoníacos, hechiceros, prevaricadores, hipócritas, ladrones, engañadores y falsificadores.
Y en el último paraje, están los que atentaron contra su familia y su patria
Cabe señalar que dichos pecados no corresponden a los que refiere la Iglesia Católica. Se dice que son del mismo Dante, sin embargo, vemos que hay una clara referencia al descenso de Eneas al infierno.
Dante hace el viaje con 35 años de edad “en la dulce estación del año, lleno de sueño”. En una playa solitaria y ascendente le salen al encuentro una pantera, un león y una loba, y es aquí donde entra en escena Virgilio el cual le anuncia que debe hacer un viaje. Este le conduce por un camino áspero y hondo. Esto refiere, quizá, a un camino iniciático, es decir: el viaje que va a emprender es porque debe de morir algo para que nazca algo nuevo. Al bajar al inframundo, tal cual es –con cuerpo tal cual— es que se la van a presentar una serie de particularidades. Mientras desciende al infierno, no pueden reconocerlo los pecadores. Una de las almas en pena sale a su encuentro –alma condenada a la envidia— también no puede reconocerlo, dándole a entender que Dante “habla respirando”, lo cual se asume que lo corpóreo de él no necesita ser reconocida por la sola vista.
Así como con Eneas, Dante llega hasta el Aqueronte, y junto con Virgilio, suben a la barca de Flegias; cuando Dante sube, se da cuenta que la barca se hunde de una manera extrema, dando a entender todo el peso que carga consigo. Es hasta aquí donde Dante cruza el Aqueronte hasta llegar a las puertas del purgatorio, en donde se presentan más vicisitudes en su viaje, pero eso se analizará en otra parte.
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