Cuando escuchamos la palabra “Vaticano” todos nos remontamos a la ciudad – país más pequeña del mundo. Recordemos que El Vaticano es una colina en donde sobresale el templo de San Pedro. Sin embargo, el origen de esta palabra se rastrea en su origen pagano, remontando a su vez a la civilización etrusca –civilización que se sitúa entre los siglos VIII y III a.C.— en pleno apogeo de la cultura helénica. Se puede inferir, incluso, que toda la idiosincrasia de la cultura y el imperio romano cae en esta cultura etrusca.
Dicha cultura, a saber, solía enterrar a sus seres queridos o a los miembros de la comunidad en lo que se conoce como la “necrópolis”. En la Necrópolis se erguía, según los etruscos, la diosa Vatika. Esta diosa etrusca tenía como misión proteger a dicho santuario, pues ella era la diosa de su inframundo. Tenía el encargo de que los que se encontraban deambulando en otra dimensión encontrarán el camino para que pudieran hacer su proceso de metempsicosis y regresar a nuestro mundo.
El nombre de Vatika significa “uva de mal sabor”, donde dicho término era coloquialmente utilizado por los campesinos, esto con motivo para referirse a la producción de vino barato que, a priori, se tomaba con una hierba –también llamada Vatika, con propiedades alucinógenas—. De ahí, por ejemplo, el origen de la palabra “vaticinio” (predecir un futuro). La figura en donde se puede ver a la diosa Vatika muchos hacer la referencia que tiene un aspecto demoníaco, pues la estructura de la cabeza de la diosa hace recordar a la figura de un macho cabrío –el demonio para la cultura cristiana—, en donde además está enmarcada sobre un pentáculo invertido.
Los etruscos ocuparon dicha colina, referida anteriormente, la cual llamaron Vaticum; en dicha colina se levantó un templo en honor a la diosa Cibeles. El emperador Calígula ordenó la construcción de un gran circo, acto que no vería finalizado, sino Nerón el que le tocaría inaugurarlo. En este mismo lugar, se dice, fue donde el mismo Constantino pidió que se erigiera un santuario.
Para la masonería, el reconocer este tipo de datos nos hace preguntarnos, incluso, sobre el origen de ciertas culturas y desde donde se erigen. No hay malas creencias o extrañas, sino más bien, diferentes tipos de ver la realidad. Así pues, el revisar este tipo de cosmovisiones nos ayuda, en un sentido, a buscar una unidad, no de pensamiento o acción, sino la unidad como fraternidad, aprendiendo de todos y de todo.
BIBLIOGRAFÍA
s/n. (2017). “El misterioso origen etrusco del Vaticano”. Página consultada (03/10/2023) https://elretohistorico.com/origen-nombre-vaticano/
García Lorca, Santiago. (2023). “Diosa Vatika y el Origen del Vaticano.” Página consultada (03/10/2023)